A la altura del kilómetro 141 de la Panamericana Norte, un cartel gigantesco anuncia el desvío a la Zona Arqueológica Monumental Bandurria, y, aunque la mayoría lo ignora, vale la pena conocer este destino.
Bandurria, al lado de las zonas conocidas como Playa Chica y Humedal Paraíso, fue un asentamiento que se desarrolló en el periodo conocido como precerámico tardío (4.000 a 2.000 a.C.), por lo que su antigüedad bordea los 5,000 años. A pesar de su importancia milenaria, está zona arqueológica es un tanto desconocida para los peruanos de a pie. Así que vamos a ponernos al día, tanto con su historia y con los datos más recientes sobre este patrimonio costero.

Acceso a Bandurria. Foto: M. Isabel Guerra
Antiguamente esta zona era llamada la Pampa de las Bandurrias, por la abundante presencia de una especie de ibis conocida con ese nombre. En 1973, una inundación sacó a flote una serie de momias y vestigios arqueológicos. Los estudios de Rosa Fung permitieron establecer la datación del sitio y describir a Bandurria como una aldea de pescadores.
En el 2005 se inició el Proyecto Arqueológico Bandurria, como parte de la tesis doctoral del licenciado Alejandro Chu en la Universidad de Pittsburgh. Actualmente, la Municipalidad Provincial de Huaura, Huacho, apoya al sitio con un pequeño presupuesto.
Se ha establecido que Bandurria abarca 54 hectáreas, de las cuales se han estudiado apenas un 10 por ciento, encontrándose pirámides, montículos, y zonas circulares semejantes a las de Caral, civilización con la que estaría relacionada.
Una de las paradas del recorrido nos ubica en un mirador natural, desde el cual hay una vista privilegiada de las playas, el mar, y la Albufera Paraíso, lugar ya conocido por su vida natural y por ser lugar de descanso y alimentación de unas 125 especies de aves, entre residentes y migratorias.

Bandurria tiene semejanzas con Caral. Foto: M. Isabel Guerra
El día que visité Bandurria aprecié una escenificación teatralizada de lo que podría haber sido la presentación de las ofrendas al Señor de Bandurria, a cargo de un grupo de estudiantes voluntarios (ojo, recalco, ciento por ciento voluntarios) de laUniversidad José Faustino Sánchez Carrión de Huacho y del Club de Turismo Waman Katax (se los puede contactar por Facebook). Fue una actividad especial. No es una cosa que se hace como rutina, pero si se coordina previamente, es probable que se pueda organizar para un grupo grande de visitantes.
La visita
El horario de visita es de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. El recorrido completo dura aproximadamente una hora (debe ser hecho con un guía).
A partir del desvío se avanza aproximadamente 1.5 kilómetros por una trocha carrozable. Aunque es posible conseguir colectivo o contratar movilidad, si vamos en plan familiar es preferible ir con vehículo propio.
El lugar tiene senderos perfectamente señalizados y se ruega encarecidamente no salirse de los mismos (y vigilar a los niños para que tampoco se salgan), para no causar daños en el patrimonio arqueológico.

Bandurria, entre el mar y el desierto. Foto: M. Isabel Guerra
En la entrada hay un quiosco donde se pueden comprar refrescos y algún snack, pero no hay mucho surtido, tampoco refrigeración, por lo que recomiendo llevar refrigero.
Para quien desee incluir Bandurria en una ruta con otras actividades, les sugiero ir temprano, apenas abren, para que disfruten de un chapuzón en la playa. Al mediodía estaremos listos para huir del sol extremo y retirarnos en busca de un buen almuerzo huachano. Una buena opción es el restaurante El Rosal, en la ciudad de Huacho (jirón Salaverry cuadra 8), donde don David Conrado (su dueño) explica cómo prepara su delicioso ceviche de pato y otras delicias del Norte Chico.

Jóvenes estudiantes realizan ocasionalmente representaciones de época. Foto: M. Isabel Guerra
Bandurria, al lado de las zonas conocidas como Playa Chica y Humedal Paraíso, fue un asentamiento que se desarrolló en el periodo conocido como precerámico tardío (4.000 a 2.000 a.C.), por lo que su antigüedad bordea los 5,000 años. A pesar de su importancia milenaria, está zona arqueológica es un tanto desconocida para los peruanos de a pie. Así que vamos a ponernos al día, tanto con su historia y con los datos más recientes sobre este patrimonio costero.

Acceso a Bandurria. Foto: M. Isabel Guerra
Antiguamente esta zona era llamada la Pampa de las Bandurrias, por la abundante presencia de una especie de ibis conocida con ese nombre. En 1973, una inundación sacó a flote una serie de momias y vestigios arqueológicos. Los estudios de Rosa Fung permitieron establecer la datación del sitio y describir a Bandurria como una aldea de pescadores.
En el 2005 se inició el Proyecto Arqueológico Bandurria, como parte de la tesis doctoral del licenciado Alejandro Chu en la Universidad de Pittsburgh. Actualmente, la Municipalidad Provincial de Huaura, Huacho, apoya al sitio con un pequeño presupuesto.
Se ha establecido que Bandurria abarca 54 hectáreas, de las cuales se han estudiado apenas un 10 por ciento, encontrándose pirámides, montículos, y zonas circulares semejantes a las de Caral, civilización con la que estaría relacionada.
Una de las paradas del recorrido nos ubica en un mirador natural, desde el cual hay una vista privilegiada de las playas, el mar, y la Albufera Paraíso, lugar ya conocido por su vida natural y por ser lugar de descanso y alimentación de unas 125 especies de aves, entre residentes y migratorias.

Bandurria tiene semejanzas con Caral. Foto: M. Isabel Guerra
El día que visité Bandurria aprecié una escenificación teatralizada de lo que podría haber sido la presentación de las ofrendas al Señor de Bandurria, a cargo de un grupo de estudiantes voluntarios (ojo, recalco, ciento por ciento voluntarios) de laUniversidad José Faustino Sánchez Carrión de Huacho y del Club de Turismo Waman Katax (se los puede contactar por Facebook). Fue una actividad especial. No es una cosa que se hace como rutina, pero si se coordina previamente, es probable que se pueda organizar para un grupo grande de visitantes.
La visita
El horario de visita es de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. El recorrido completo dura aproximadamente una hora (debe ser hecho con un guía).
A partir del desvío se avanza aproximadamente 1.5 kilómetros por una trocha carrozable. Aunque es posible conseguir colectivo o contratar movilidad, si vamos en plan familiar es preferible ir con vehículo propio.
El lugar tiene senderos perfectamente señalizados y se ruega encarecidamente no salirse de los mismos (y vigilar a los niños para que tampoco se salgan), para no causar daños en el patrimonio arqueológico.

Bandurria, entre el mar y el desierto. Foto: M. Isabel Guerra
En la entrada hay un quiosco donde se pueden comprar refrescos y algún snack, pero no hay mucho surtido, tampoco refrigeración, por lo que recomiendo llevar refrigero.
Para quien desee incluir Bandurria en una ruta con otras actividades, les sugiero ir temprano, apenas abren, para que disfruten de un chapuzón en la playa. Al mediodía estaremos listos para huir del sol extremo y retirarnos en busca de un buen almuerzo huachano. Una buena opción es el restaurante El Rosal, en la ciudad de Huacho (jirón Salaverry cuadra 8), donde don David Conrado (su dueño) explica cómo prepara su delicioso ceviche de pato y otras delicias del Norte Chico.

Jóvenes estudiantes realizan ocasionalmente representaciones de época. Foto: M. Isabel Guerra
Fuente: http://larepublica.pe/turismo/rutas-cortas/743231-bandurria-la-ciudad-milenaria-de-huacho
M. Isabel Guerra / Revista Rumbos
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